Junio 8, 2017
No hacen falta artificios, ni pantallas, tampoco, si me apuran, más músicos que Rufus sentado al piano, e incluso, sin piano. Porque cuando cantó a capela el tema “Candles”, podemos asegurares que se cortaba la respiración, fue absolutamente emocionante. Sólo se oía su voz, su respiración y, desde la tribuna, algún pájaro y las revoltosas ranas del lago de los bonitos jardines de Pedralbes en una noche fresca y agradable.
Rufus Wainwright inauguró el Festival de Pedralbes de Barcelona de este 2017 con clase y sobriedad, pero, por encima de todo, con una voz estupenda y memorable. Sonaron los temas pop de sus discos pop, últimamente añorados tras iniciativas más operística. Léase Grey Gardens, Cigarretes & Chocolate Milk, Vibrate, Out of the Game, Art Teacher, Jericho, Dinner at Eight, Gay Mesiah o Goin’g to town para citar algunos. Moduló su voz lo justo para emocionar y llegar donde tantos otros lo intentan, pero erran. También hubo espacio para tocar “Barcelona” de su primer álbum brillantemente acompañado por el guitarrista clásico Pau Figueras. O, cómo no, para tocar de nuevo ese himno de Lenoard Cohen que no falta jamás en su set list: Hallelujah.
Estrenó un tema nuevo de un disco pop que dice está componiendo “The Sword of Damacles” y tocó otros temas fuera de su recetario pop, ese álbum de sonetos shakesperiano y una sentida “I’m going in” de Lhasa de Sela: y Estuvo simpático y dicharachero metiéndose con Trump, con la anécdota del masajista cuando tocó por última vez en Sant Cugat, o recordando a sus padres. Lo esperamos con los brazos abiertos bien pronto, con banda o sin banda.
Jordi Sánchez @sanfreebird72